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Solo de Literatura para Hechicera de Luna y Orquesta

El funeral del deseo

El funeral del deseo

Introduje la jugada maestra y apagué la luz de las farolas, ahora; soy más feliz, escribo menos, estoy de vacaciones y, todo mengua mientras un gato se asoma a la ventana y maúlla una patética canción de moda en los 90.Antes era así, hasta que me miré en el espejo y vi una piedra, me equivoqué, era un principio de joya, pero me sentí pared. Por eso y sólo por eso, decidí volver a llorar. Y entre tanta agua derramada terminé por olvidarme que la misión era inundar el planeta. Así, aprendí a bucear,¿te dije alguna vez que no hay nada como bucear y después hacer el amor, o, hacer el amor bajo/ dentro/ en el agua, y perderse en un/tu cuerpo mojado?

No, ya no hay inicios de historias que no conozca, las he palpado todas, la sorpresa me grita dolores de cabeza, persistentes en el lateral derecho, migraña de la historia del jamás. Me aburren tus silencios de arena que nunca se callan, caprichosos, vulnerables...sin sentido en un corazón que late.

Te tatué las noches con besos en la frente, con caricias de labios sedientos de ti, mi boca de pez dormida en tu alma, y tú, me regalaste cada segundo de inspiración, los mejores que he tenido y...me quedé vacía. Brillé como una estrella y se me oscureció el corazón, y no es tu culpa no, fui yo quien bajó la guardia de nuevo. Por no poder ver mi luz casi te regalo mi oscuridad.

Me escondo en el armario por que desde aquí todo se ve más fácil, ahí va mi nota bajo la puerta, pero no me pidas que salga, no ya, por que creo, que vuelvo a ser la verdadera. No insistas en hablarle a mi reflejo en los cristales, ya no existe, se ha ido. Nunca debió volver, pero lo hizo, y ahora que ventilo los apegos, veo que la pasión se me calló por la ventana, sólo me queda saber como llegar al equilibrio entre la loca excitada que sentía a cada segundo y viajaba cada noche hasta tus brazos, y esta, que se siente tan feliz, y controladora, que ahora se obliga a escribir... por que de nuevo le ciega el sol que habita en su pecho.

Nadie me escribe como tú...y eso asusta, por que eso que me aterra de ti...vive en mi...y no se si gritar vivas, o llorar...o.
¿Podré volver a escribir sin tu pasión saltando en mi vientre duende?

H de L

Hasta encontrarte la boca...

Hasta encontrarte la boca...

He abandonado los pinceles, los colores,
he dejado a un lado el lápiz, la pluma, la tinta,
el teclado me lo comí...
Y por no poder acariciar tu cuerpo,
a golpe de yema,
a suavidad húmeda de lengua saboreándote,
ahora me dedico a la escultura.
Y en un trozo de masa informe paso la horas,
contorneándote a tiralíneas,
quitando a arañazos el barro que sobra,
hasta que sí, ahora, mi discóbolo eres tú...
y te espolvoreo de chispitas mágicas,
y oigo el latido de tu corazón.
La camiseta manchada de arcilla,
mis dedos, húmedos,
acariciándote los hombros,
dando la forma exacta en tus glúteos,
masajeándote los pies,
pasando mis labios por tu ombligo,
sentido ascendente...
Hasta encontrarte la boca...

H de L

UNA MUJER CON SOMBRERO

UNA MUJER CON SOMBRERO

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
(Silvio Rodríguez)

UNA MUJER CON SOMBRERO

A través de un cuadrado formado por sus manos la mira, por que ella “es” o sus dedos transformados en calidoscopio, la saben arco iris, aunque la lluvia, hoy, la bañé en grises. Ahí estuvo, vestida de “hay cosas que no entiendo” y otras que “no quiero comprender”, se vistió con su sombrero de orgullo y se acercó al armario. Lo abrió sigilosa, con los miedos acechándole tras la puerta, descolgó las recriminaciones de diario, el insomnio colgado de sus párpados, las incomprensiones y los suspiros con lazos, apilándolos junto a todos aquellos silencios a gritos , las lágrimas derramadas sobre la almohada, las muecas frente al espejo y los puñetazos sobre la mesa, no olvidó ni siquiera las noches que pasó sola, las dudas dormidas bajo la colcha ni las cadenas que llevaba en sus tobillos.
Cerró la maleta de reproches y así, con todo el peso en sus brazos comenzó una nueva vida en la calle del rencor. Dejó una sonrisa congelada en la pecera y al salir recordó apagar la luz del sol.
De ella apenas quedaron algunas interminables esperas encima de la vieja silla.

H de L

Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.
(Silvio Rodríguez)

Tarde de chimenea.

En su costumbre de sueños y desmedidas noches,
Su alma desobediente, su preparada palidez,
Duermen con él por último, y él duerme.
PABLO NERUDA.

TARDE DE CHIMENEA

Fuera;
frío, bruma, nubes desintegrándose sobre el bosque dormido.
Un perro ladra a una vaca que le dedica una mirada gélida,
mientras mastica otro día de lluvia.
Dentro;
necesariamente me busco en el fuego, me convierto en llama,
templándote el rostro,
caracoleando en este río de troncos desordenados
sobre una alfombra infinita de cenizas, rojas.
Ardo.

Sobre la rama seca que alimenta esta hoguera,
construyo un nido tejido con sueños
y me consumo a base de ilusiones.
Un cuco canta opera alejando los fantasmas de los extremos ansiados,
colocándome en la balanza del equilibrio.
Me templo.

El relámpago rasga el negro del cielo, lo divide en dos,
y la nubes lloran de nuevo en medio de la confusión,
del deseo,
del árbol borroso visto a través del último modelo en gafas
creadas a base de cristales de niebla.
Me enfrío.

Una guitarra gime sobre un campo de sombras,
despejando dudas.
Un grifo se abre salpicando las ilusiones de un girasol,
que fecundo,
siembra de pétalos de colores estas sabanas ahora vacías.
Vuelvo a templarme.
( Mientras de fondo , el batir de un huevo rompe el silencio).

Y en las idas y venidas de tus besos,
siento el fuego, de nuevo, en mi núcleo,
avivado por el palpitar en mi regazo,
mientras miles de pinceles me dibujan una sonrisa en los anhelos.
Estoy ardiendo
(Te deseo).

H de L

Baile vertiginoso para escuchar un silencio

Baile vertiginoso para escuchar un silencio

De nuevo esa pregunta me abruma, me atrapa como una peonza a la que atada la cuerda están a punto de estrellar contra el suelo, y gira una y mil veces hasta que en su hermoso baile pierde la perspectiva, se sabe girando reconoce el vértigo en su punta de acero, en su cuerpo de madera, en su sentir de trompa, y sabiéndose en este atemporal viaje en espiral no puede reconocer lo que le rodea, y una vuelta, y él, y otra vuelta, y otro él-¿ Es posible seguir amando a quién no está y aún así, enamorarse de otro?- Y vueltas y más vueltas sin poder frenar, un grito interno le instiga a dejar de girar y dejarse fluir, sin preguntas, dejando que el milagro o el infierno se manifiesten y entonces sí, llegar a la completa sabiduría de donde se está, en que recodo del camino nos paramos o por que cuesta estamos subiendo y una vez allí, dejarse deslizar por el tobogán de arco iris que se abre a nuestros pies, pero no antes, sólo después. Para escuchar respuestas hay que dejar de realizar preguntas que tapen la otra voz.
Shhh
Shhh
Simplemente escucha el silencio…

H de L
( de la novela Cerrar un círculo y abrir una espiral)

Detrás del espejo

Detrás del espejo

Ya tengo pc nuevo así que espero estar por fin más menudo por vuestros maravillosos reinos,incluida mi humilde y amada base lunar...os dejo una cosita mientras voy para allá...
Besitos al corazón.
hechi

DETRÁS DEL ESPEJO

No había bosques que mirar sólo la ventana y él, y esa terrible sensación de ser observado desde la otra parte , desde exterior.
En las últimas semanas su miedo se había agudizado de tal forma, que no supo ya, si su dolor de piel, se debía a ese estado constante de su vello erizado- producto del terror de que siguieran sus pasos- o, simplemente, se había convertido en gallina y le dolían las incipientes plumas creciendo. La última vez lo supo, miró a la calle ,vacía, a la oscuridad reinante en la madrugada, alguien le observaba, o ¿Era producto, de nuevo, de su mente enferma? ¿De su mente medicada?
Escudriñó cada rincón de la casa, tapió puertas de entrada y ventanas, y se quedó mirando fijo al ladrillo, rojo, descascarillado en los bordes por su falta de práctica, ¿acaso era él albañil? No, era un administrativo de baja- depresión- eso decía el informe psiquiátrico, los otros, los que no, pero se equivocaban, él era víctima de una persecución cruel y estudiada, alguien quería acabar con su penosa y patética vida, ¿quién?
Preparó el café, en el mismo momento en que la cafetera pitaba, sonó el timbre de la puerta. El cartero con un paquete sorpresa, apenas había sitio para que entrara por esa ridícula rejilla que se había empeñado en dejar abierta para que el mozo de la tienda de la esquina le pasará alimentos, recogió el paquetito,y le devolvió el libro de firmas a través de la misma ranura, y ya, a tomar el café,humeante,junto al cuadro colgado representando un campo de flores mecidas por el viento , sin movimiento,sin olor, serigrafía barata recuerdo de su estancia en Ámsterdam, de cuando y cuando las pastillas de colores aún le hacían volar.
Desenvolvió la cajita con cuidado, con miedo a que una víbora le saltará a la yugular.
Cuchillo en mano ,abrió y lanzó velozmente su contenido sobre el sofá,¡solo era un espejo!
Se acercó y se miró en él, escritas dos palabras; ¡ESTÁS MUERTO!
Aterrorizado, asesto varias puñaladas a ese maldito reflejo , al rostro diabólico que se reía dentro del espejo, haciéndolo añicos.

Días después,los bomberos alertados por el vecindario tiraron los muros que franqueaban la casa, bañado en un charco de sangre, le encontraron. En la pared, un mensaje escrito en el aún viscoso y seco líquido rojo;
UNO MENOS DEL QUE PREOCUPARME...

H de L

Re-correr(te)

Re-correr(te)

Será esa noche
en la que mis dedos
vuelvan a colorear olas
sobre tu piel, la misma
en que me sumerja
en tus océanos
mi amor del mar...

Dibujar mapas,
dejar pistas,
saber que encuentras
las llaves de mis cerraduras,
delimitar caminos
con mi lengua
sobre tu espalda de sal...

Hay un caracol recorriendo caminos de plata...

H de L

Ulises también tuvo miedo

Ulises también tuvo miedo

Ya no hay remedio, las lechuzas han salido de su escondite diurno y observan el bosque dormido con mirada atenta, con ganas de atraparnos. Tú ratón, yo ratona, esperando que vuelvas a nuestra madriguera; pero esas, están por todas partes, su respiración se oye tan fuerte que ellas se descubren solitas...

Un ruiseñor nos dedica una opera al final del día, cuando tú y yo nos juntamos y bailamos con las manos entrelazadas, cuando tus ojos se reflejan en mis ojos, y lo míos, brillan por la emoción de sentirte a mi lado. Mi amor nocturno, mi ratoncito. Que te amo tanto que siento que se me parte el pecho, y mi alma me abandona por que no sabe ya vivir sin ti, invasor de mis sueños, poblador de mis días, alimento de mi sonrisa.

Siento que puedo rozar las orillas de Ítaca y ser un nuevo Ulises añorante de tu tierra y fuego, que estoy desangrando las horas en está carretera camino a lo elegido, pero aún puedo frenar en seco, hacer rechinar las ruedas, abrir puertas, respirar hondo y correr por el pavimento- en sentido contrario- no afrontar el doloroso adiós, y gritar un te deseo, te amo, un ven a buscarme o me pierdo...un...

Los tres cantautores brasileños dejaron de susurrarme “vuela” en el oído y me descubro de nuevo aquí, sin frenos y sin atreverme a saltar cuando la vida gira a 140 kilómetros por hora, cuando tú sigues en mí, tan cerca y a la vez tan lejos. Y ahora, soy Thiana traspasando la grieta , buscándote en la profundidades del universo de roca en D’nee. Tú, mi Aitrus creando una nueva “era” para nosotros, donde cada palabra escrita en el libro nexo se convierte en realidad –siempre fue así, ¿no ves las estrellas que estoy pintando en nuestro cielo?-, donde la isla desierta de Myst nos esta esperando para ser poblada sólo por dos corazones latiendo al unísono, o, dos seres ocupando este nuestro corazón.

Y tener que releer la trilogía para darnos cuenta que tú y yo creamos cada vez que escribimos nuestros deseos...
H de L

He visto ...destellos

He visto ...destellos

Ahora que por fin me deja esto entrar...aprovecho.
Gracias chicos/as lo que me está ocurriendo es que sigo liada, pero sobre todo que el pc me va fatal a veces me deja dos min y otras una hora estar conectada según le de al pobre, lo que es seguro es que está agonizando...en dos semanas espero tener mi pc nuevito en casa y poder ponerme al día, echo de menos nuestras conversaciones saltando de blog en blog...le voy a llamar( al pc) Argitxu por aquello que en euskera significa lucecita y como que me va a dar suerte...como una estrellita pegada a los dedos...
Un besote enorme...
Hechi.

HE VISTO...Destellos...

He visto incesantes ojos, observando.
He visto nubes, y cientos de compases
perfilando circunferencias (eterno dibujo),
dedos llenos de flores y pechos sangrantes.

He visto lluvia estancada en nuestros ojos,
y sentido derramarse como océanos
a través de tus /mis / nuestras grietas.
Me esta lloviendo el alma.

He visto tus huellas tatuadas en mis caminos,
o yo las inventé en los tuyos para seguirte o,
¿cuánto tiempo llevamos caminando juntos?,o,
¿desde cuándo y cuándo nos hemos reconocido?

He visto marcas en el sol
que luce en tu pecho,
estrellas brillando en tus ojos,
y, atardeceres dorados en índigo.

He visto y visto ,
y viéndote me descubrí,
me descubro, hoy, en ti,
y la verdad que luce en tu pecho.

H de L

El mundo según el barquero

El mundo según el barquero

Primaveras lluviosas a ambos lados del cielo,
un pájaro carpintero picotea una nube.
Desangrándose en una cortina de lágrimas reblandece la tierra,
que se convierte en un cenagal de lodo y sangre.
El barquero queda encallado en un banco de brazos,
movimientos desesperados intentan asirle y arrastrarle.
Neptuno resurge de las profundidades con los ojos cegados,
En su titánica huida choca contra la proa, volcando la barca.
El barquero herido queda semiinconsciente.
Un látigo le golpea las sienes.
Una zona dormida de su cerebro es activada,
los recuerdos invernando tras su retina, se suceden en imágenes;

los días de ceniza,
ella sonriéndole por primera vez.

Vacas tomando el te,
ella lanzando besos al aire tras una cámara fotográfica.

Flores plantadas boca abajo
ella besándole los labios.

Una manada de caracoles salvajes de siete cuernos
y graffitis reivindicativos en sus cáscaras ocupando una cabina telefónica,
ella sobre él, amándole, dominándole.

Una plantación fálica,
ella su jardinera fiel.

Un hombre pegado a una lágrima,
ella diciendo adiós.

Una casa abandonada, compartimentos estancos,
una habitación vacía.
El barquero yace sobre la tierra que sangra...

H de L

Sendero de niebla y sol

Sendero de niebla y sol

No pasan los días por que sí, ni siempre es posible una vuelta atrás - aunque haya círculos tan similares que parezca que damos vueltas a la misma plaza-. Uno emprende un sendero, y cuando quiere darse cuenta, el reloj marca las doce, las campanadas resuenan en nuestros tímpanos y resulta imposible retroceder, o, querer hacerlo, o, simplemente: poder. Y tú , sí tú, sabes que a veces se llega lejos, otras, apenas comenzaste el camino, pero, ayer ya pasó y esto es lo que tienes: un presente aullándote los errores / aciertos, una tormenta siguiéndote las huellas- quiere descargar su rabia sobre tu cabeza- y dejas que la lluvia cese- agazapado bajo una cornisa-, sin que pueda mojarte.

La nubes quedan expectantes sobre el tejado, vigilantes, tapizando el cielo que ayer nos regalaba el brillo de tu sonrisa, ahora, cuencas vacías dejan paso al desasosiego, a fuentes llorando en los parques, a niños que no juegan, a niños sin padres, a padres sin hijos, buscándose sin poder hallarse, como tú y yo, que nos rastreamos y no nos encontramos, y cuando menos lo pretendemos, descubrimos nuestros rostros reflejados en el hielo- en alguna ocasión el sol cegó nuestra visión en los cristales de agua- y allí: nos palpamos los miedos, nos disfrazamos de sombra, nos entra el hambre del otro , nos comemos, y sólo bebernos los labios es efectivo para apagar nuestra sed, pero luego, llega la niebla, lo envuelve todo y de nuevo, nos perdemos.

H de L

Poema sumergido

Poema sumergido

El brillo de tus ojos sustituyó farolas
dormidas en cuevas, donde jamás amanece.
Un gallo cantó el final del deseo,
mientras sirenas perdidas en aventuras lumínicas
abren paso al amor, agazapado en el fondo ,
entre los corales que protegen nuevos sentimientos,
naciendo en las profundidades marinas,
flotando historias de para cuándo...

Brillan manantiales y nuevas auroras debajo de la mesa,
el deseo regurgita forraje seco que nos sirva de lecho.
Hoy el cielo es más azul y una puerta se abre...

La campana toca la canción conocida.
Me calzo mis botas de plomo,
simplemente, por que temo amarte, pero
tu mano se pierde ya, al final de mi espalda,
tus dedos en mi, tus labios...

Sentirte...
Como al bohemio seduciendo poemas
en un acuario, donde la humedad de mis letras
se pierde tras un barco a la deriva...

H de L

Demasiado tarde

Demasiado tarde

(Visión de la víctima)

Se levantó como una exhalación esquivando el puñal sobre su carne. Salió corriendo de la estancia, llegó a la cocina y armándose con el cuchillo jamonero volvió a la habitación.
Demasiado tarde, el homicida se había dado a la fuga por la ventana y lo único que quedaba era su cuerpo tendido y sin vida en un charco de sangre.


( Visión de asesino)

De que estaba muerto o agonizante no tenía duda, acababa de asestarle un navajazo en el costado.
Le robó el rolex de oro y se dispuso a registrar a fondo la habitación, en algún lugar debían de estar las llaves de la caja de seguridad. Sintió un escalofrío en la nuca y oyó un ruido en el pasillo. Se asomó y vio un cuchillo flotando en el aire que se dirigía a toda velocidad hacía él, no lo pensó dos veces, saltó por la ventana.

H de L
(2004)

Eternamente

Eternamente

Si me faltaras, no voy a morirme,
si he de morir quiero que sea contigo
Te amo, eternamente,te amo...
Pablo Milanés

ETERNAMENTE

Amor, hay silencios que plantan dudas de esas que se expanden como laberintos donde uno entra e irremediablemente se pierde, donde las miguitas de pan desperdigadas como pistas son devoradas por aves carroñeras, y silencios a gritos que siembran flores en la tierra fértil de los corazones, ahora creciendo como rosas, trepando muros, derrumbándolos- no subestimes el poder del rojo-, ya ves, silencios y silencios, no es lo mismo.

Y ahora, después de cruzar bosques, dormir en las copas de los árboles o, cavar túneles subterráneos para esconder nuestras cabezas cuando nos da el complejo de avestruz, llegamos a éste claro donde el sol se posa sobre tus dedos antes de regalarnos la más mágica noche. Un búho ulula historias pasadas y el cantante de opera pliega sus alas, se ajusta el chaqué dispuesto a dedicarnos un solo a capella de acontecimientos futuros mientras,
de nuestro eterno presente, nos ocupamos tú y yo ( lo demás sólo son interferencias, si apagamos la radio no podrá afectarnos su ruido).

Me gusta cuando sacas ese libro limpio y desparramas hojas en blanco sobre la hierba, cuando agradecidos al águila que nos regaló la pluma de la libertad, la tomas delicadamente, la empapas en el amor que nos desborda y escribes con ella mientras yo, acaricio tu cabello- de nuevo un mechón sobre tu frente- sin perder de vista cada letra. Sí cariño, nosotros creamos éste presente, lo vivimos, nos existimos, inventando un futuro; concreto, el tuyo y el mío- nosotros elegimos, nadie más tiene ese poder- . Y si un día se nos cuela una duda o una insistente tristeza porque un nubarrón desorientado se posó en nuestras cabezas, desenvainaremos nuestra goma de borrar hechizada eliminando los garabatos hasta que sólo nos queden certezas y este amor que ayer, hoy y siempre nos habita. Y si debemos volver a ese bosque donde residen penas, partiremos con un mapa, más sabios, y dejaré trocitos de alma junto a cada árbol, cada recodo del camino, para que una y otra vez podamos encontrarnos en este claro donde las estrellas brillan tanto que los miedos, abren sus alas, esconden sus colmillos y huyen lejos, conscientes de que la luz los desintegrará, antes de que nuestro amor los derrita para siempre.

Shhh, shhh …Sí, tú, te amo, y no necesito gritarlo en silencio ni a voces, no mientras pueda seguir susurrándotelo al oído, ahí, donde mi voz se hace una con el arrullo de este mar que nos protege, no mientras no pierdas la capacidad de escucha, de tu esencia, y puedas sentirlo.

Quiero regalarte hechos, no meras palabras, me sobran casi todas, menos tu nombre, menos “te amo.”

2004-10-04
H de L

C,est fini

C,est fini

Días sufriendo su falta, creyendo que el cielo estallaría en miles de cristales negros cayéndole sobre el rostro, mientras, lágrimas de sangre daban color a sus mejillas.
Fue el día en que eligió su epitafio, con él, llego la calma. Creyéndose muerta se descubrió viva.

Pero, hay seres que viven de la tormenta, y siempre terminan lloviendo truenos, así comenzaron sus cartas de amor, de: “perdóname”, “me equivoqué”, “ no puedo vivir sin ti”, sus palabras “de”.

Eterno empeño de mandar mensajes en una botella, como un náufrago perdido que ansia ser rescatado.
¡Absurdeces!
¿Por qué gustaría de ser encontrado quién buscó perderse?

Así fue como enrolló el papel de nuevo, lo rellenó con tropiezos verdes y pasó a encenderlo -pena que la botella de “chivas” estuviera vacía-.
Y eso.

H de L

Acabando por

Acabando por

Los proyectiles de agua
despiertan los deseos,
retenidos en los puños.
Placeres fluviales desbordan
carretas intrusas, que se deslizan
por caminos a ninguna parte.

Desprovistos de disfraces,
se rozan, se palpan,
aún cubiertos del barro que llovió anoche,
aún arrastrando palos, moho y basura
se sumergen, en ellos,
y ahí , se encuentran.

Él se aquieta, se relaja,
ella, desliza sus dedos
en la catarata que reside en su pecho;
la abre, se introduce ,le invade,
y ahora: le sabe, le siente, le vive.

Quiere el océano inundarnos ,sí.
Que por fin podamos vivir(nos) siendo uno,
como bálsamo de nuestras humedades.

(Te deseo. Te deseo. Te deseo)

H de L

Preludio fluvial, antes de resurgir el Sol

Preludio fluvial, antes de resurgir el Sol

Vuelvo del bosque en el que me había perdido con el jazz de Itoiz en las entrañas sirviéndose de las cuerdas de mi intestino y el nombre de Ezequiel en los oídos. Ezequiel era mi abuelo- el mismo del cáncer de pulmón que antes de iniciar su vuelo compró aquel cenicero que llevaba inscrito “ a mal tiempo buena cara”,en el que apagó su último cigarrillo y yo, el primero - no este que desayuna, hace profecías y me arrastra a un mundo del que nunca debí salir, pero... hay dolores que uno debe entretenerse en investigar, sentir, comprender e incluso amar, dolores que nos hacen ver el mismo cuadro desde distintos ángulos, lo emborronan, distorsionan, nos lo presentan: del derecho, del revés, bajo la visión hiperrealista, surrealista, impresionista, expresionista y tantas que confunden la verdadera esencia , que nos convierten en triángulo invertido, manteniendo el peso en la cabeza, apenas en un punto para sujetar tanta base –me duele cada vértice, camino por la cuerda de mis aristas- de puntillas- intentando mantener el equilibrio-. Dolores que nos enseñan si nos autoimponemos intentar aprender, dolores no Lola, dolores y dolores, que no masoquismo enredado en mis pestañas ahora inmóviles, contemplando a los petirrojos, exhibiéndose en las balconadas mientras, señoras bien vestidas pasean por la Gran Vía con sus boinas de pintoras reflejadas en los escaparates.
Las hadas han vuelto, se confunden entre el humo de los coches, moviendo su desnudez luminosa en cadencias hechizadas bajo el influjo mágico de no recuerdo que rito, abriendo un terrible agujero en la calzada en su insistente girar en trompa –puedo ver la oscuridad del fondo, acabo de salir de él, o, aún estoy dentro, mirando desde el abismo- en la acera de enfrente un dinosaurio grita nuestros nombres y nos pregunta donde nos hemos perdido, ¿nos perdimos? Uno a izquierda el otro a derecha para encontrarnos en un punto indefinido de este Gran Bilbao, que grande no es pero cada día luce más bonito, y ahora, cruzo la pasarela aún con el fango resbalando por mis tobillos- en la carrera voy dejando el barro como miguitas de pan, soy pulgarcito, en mi pequeña sabiduría lo intento por si de nuevo he de salir a buscarme, y paro en el centro , no estás, ni aquí ni allí, o, ya no puedo verte, o te veo demasiado y confundo tu rostro superpuesto a ese, a aquel, y si sigo contando, contaré hasta cien y los prados quedaran desolados, sin ovejas que sigan la corriente de este mundo en el que existo sin pertenecerle, en este mundo dormido. Me asomo a la barandilla, me subo a ella, abro los brazos y así, me dejo caer a ese vacío coronado de agua, me sumerjo- por si te encuentro en el fondo-, me atraganto , respiro el líquido y ahora, soy la que soy , el agua no tiene dueño... Nadie puede poseer una mujer fluvial.

H de L

El ángel perdido

El ángel perdido

Ayer encontré un ángel de la guarda- digo de la guarda por que portaba el cofre de todos mis secretos-. Estaba extenuado en el jardín, tumbado de medio lado, las alas arrugadas contra la tierra todavía húmeda de las últimas tormentas de llanto y la mirada perdida en una hilera de hormigas que ordenadamente, recogían pequeñas hojas caídas que iban introduciendo en su agujero. En sus retinas aún se intuía el fulgor de las antiguas estrellas, esas que al mirarlas te hacen un guiño que intuyes como un sí, que estás en el camino adecuado, o, forman una flecha, como en los dibujos animados, para indicarte cual es tu sendero cuando erraste el paso. Como donde hay luz hay vida, recogí al pequeño e indefenso angelito-sin saber que en parte me salvaba a mi misma- y lo introduje en el bolsillo de la camisa de leñador-aquella vieja de cuadros rojos que yo terminé apropiándome con la excusa de que te quedaba corta- cerca del corazón. No sé si fueron nuestros latidos al unísono o realmente tenía un tamborilero practicando en el pecho, pero un gran calor consumió antiguas heridas y llenó al angelito de calidez, hasta el punto que me renació aquel sol, que tantos años estuvo conmigo, en el pecho.

He abierto el cofre y me ha confiado un secreto, ha dicho que tenga paciencia hasta que crezca y se expanda(supongo que el sol, o quizás él, ¿tú? definitivamente yo...) y juntos recorreremos nuevas hojas en blanco- a las que llenaremos de corazones y margaritas en los márgenes-, crearemos un libro nuevo, sólo nuestro.
Anoche...anoche recupere mi ángel extraviado.

H de L( destilando colores en las yemas...)

Imagen edificando una realidad

Imagen edificando una realidad

Su visión sigue perdida más allá del ventanal abierto, en el basto de gotas que forman este mar en calma, ese que Gontzal tanto ama y hace tiempo le enseñó a amar a ella, incluso, sin haberlo visto.
-Sólo le faltan las olas- se dice y una sonrisa nacida dentro, posterior a un suspiro, se posa en sus labios, como una mariposa revoloteando el recuerdo fugaz del pasado, que pasado está, aún sin resaca cuando la marea baja .

Él se lo prometió una noche, bueno, quizás no dijo exactamente la palabra prohibida
-ellos jamás se juraron nada, sin embargo, se lo dieron todo- pero ahora sí, recuerda que el comentó que le compraría un piano de cola y lo situarían frente a la ventana-la misma que atraviesan sus retinas yendo más allá- para que la brisa acariciara su piel mientras ella tocaba, y lo había cumplido.
Allí está ella, sentada frente a su enorme piano de madera lacada en negro, tan brillante que puede ver su reflejo en él, y sin poder concentrarse en nada que no sea ese exterior y su variedad cromática, como un creciente arco iris de verdes y azules extendiéndose hasta la línea del horizonte. Sus dedos acarician las teclas en su intento de tocar completa la “Balada para Adelina” que tanto le gusta a él y ella, aún trata de perfeccionar.

Gontzal entra en la estancia justo en el momento en que Haitz cierra la tapa del piano y se dispone a levantarse.
-No pares cariño, sigue, parece que hoy no termina de conciliar el sueño, ha salido “cabaretera” como tú- le dice mientras cierra despacio la puerta tras de si y se acerca a ella besándole en el cuello.
Ella responde con una sonrisa y abre de nuevo la tapa del piano que comienza a tocar. Gontzal, con su bebe en brazos, se aproxima al ventanal y con una mano corre las cortinas que se mueven suavemente con el aire, su otro brazo protege a su bebe contra su pecho. Se acerca al sillón del rincón, abrazado a su pequeña con infinito cariño, infinito amor, ese con el que ellos aprendieron a amarse más allá de las fronteras y las normas, y ahora, cuando creían que era imposible para un corazón resistir tanto amor, los extienden a su hija y en consecuencia, a ellos mismos. Amor desbordándoles el pecho, la razón, la ilimitada capacidad de amar ahora multiplicada por un nuevo infinito que les hace nacer un nuevo universo en continua expansión en el alma.

Desde siempre le gusta observarle cuando él no es consciente de ello, pero, en este momento que ve su rostro iluminado por la felicidad y sus manos acariciando las de su pequeña asiéndole de un dedo- debe parecerle un enorme tronco, aunque aún no sepa lo que es- siente que podría morir en ese instante, ante esa visión, y descansar satisfecha, después de gritarle al mundo que sí, definitivamente ella, Haitz , ha sido, es , la mujer más afortunada y feliz del planeta.
Gontzal tararea en bajito, como en un arrullo, mientras balancea al bebe en la calidez de su regazo. Levanta la mirada y ella, sabe que sus ojos sonríen, que se ha dormido. Se levanta despacio sin hacer ningún ruido y se acerca a ellos arrodillándose a los pies de Gontzal que le acaricia el rostro descansando ahora en sus rodillas. Haitz, aferrada a sus piernas, extiende su índice que la niña, en un gesto mecánico, agarra sin despertarse. Y así acaba la imagen, con tres seres que son uno, y empieza una realidad con un deseo gritando en sus corazones:
-¡Que así sea!

2004 / 01 / 26
H de L

Dicotomía de una pregunta

Dicotomía de una pregunta

( Sobre cuantos noes forman mis sies o, el “no” producto del “sí” innombrable).

Del no al sí, o, del sí al no, ¿cuántos segundos , amaneceres y cambios en la última moda en trajes de baño nos separan? ¿Y sí me suelto las trenzas, muevo la varita dentro del sombrero de copa, digo las palabras mágicas, doy un triple mortal con efecto y me convierto en serpiente-que tiene más clase que una simple culebra-, te siseo tres suspiros y un “te deseo” y soy Lilith , mujer prohibida, la primera ( que no Eva , pobre absurda dependiente del barro del no amado, pero sí necesitado compañero), sabiduría del cuerpo desnudo, gotas de sangre deslizándose por tu cuello, transparencia detrás del telón negro?

Si sí...si no... elegir tres minutos de verdad antes que una existencia basada en una mentira, mientras sigo perdida en la dialéctica de esta noche en vela...protegiendo mi llama ...

2003/11/21
H de L