DENTALLADAS AL AIRE
¡He aquí mi sed que aúlla sobre mi voz ya muerta!
¡He aquí los cauces locos que hacen girar mis hondas!
NERUDA.
DENTALLADAS AL AIRE
Muerdo los cristales de niebla
que me ocultan tus labios,
en este mismo momento en que
tus manos vuelan sobre mi cintura.
Como el eco hacia el grito,
como las lágrimas al sollozo,
hacia tus ojos ocultos por sombras,
hacia tu cuerpo que invento entre mis dedos.
Y me dan ganas de gritarle al viento tu nombre,
y perfilarte corazones entre las nubes,
mientras, mi alma eternamente en ti,
deja mi vestido de piel abandonado
sobre esta arena que me está convirtiendo en desierto.
Ya adelanté las huellas borradas por este torrente
que reside ahora en mi pecho, habitándome.
Más leña en mi fuego y contigo, me quemo,
que derrumbas mis columnas y muros, con tu amor,
que también promete romper mis cadenas.
Mi vértigo va más allá del miedo, he cruzado
los puentes del desafío, y allí, en medio , te siento.
Y ahora no encuentro motivos para congelar el llanto,
estoy empapada de tu saliva tibia, del baile sin mascaras
donde convertimos nuestros sueños, cayendo gota a gota,
en estanques fértiles de realidades aún dormidas
en un eterno para cuando, cuando...
Susurro, pregunto, grito, me desespero, y hasta la interjección
infinita pierde fuerza ante el contacto con tus dedos.
Me estoy comiendo mis propios labios a falta de comértelos a ti.
H de L